REINA Y MADRE
…Agonizando,…
de puntillas impotente entre las flores…,
bajo su humilde velo negro
cincelado por la brisa de la noche,
asoma exhausta su figura de madre
doblegada, arrastrando el llanto
entre reflejos tenues
cargados de silencios y fragancias,
y arropada en fervorosos fieles suplicándole
a los cielos un alivio
que custodie su templanza….
…Desfallecida,…
en sus manos abrochadas por sus dedos,
mece impávida el rosario
que recoge confidente sus deseos…,
sigue en su marcha sumisa…,
cabizbaja y desolada…,
llorando su despedida
con un valioso brillante que le araña la mejilla
y le entristece la cara…
¡y su mirada agotada…!,
con la misión asumida de una madre malherida
que se mueve en unas andas…,
con el resuello perdido de llorar por su infortunio
la soledad que le embarga…
…¡sigue su senda marcada
al ritmo de los tambores!....
Se vuelve luto la plaza…,
tiembla Zamora angustiada…
sólo hay “Salve” en las gargantas
de la Pasión Zamorana…,
no se apaga ni una vela…
se han callado las campanas,
toda una ciudad padece…
…y a su virgen acompaña…
Amparo Enríquez Oterino, de su poemario "Corazón de Terciopelo"