Se trata de una garza grande, de tamaño semejante al de la garza real, o gris.
Muy estilizada y de un blanco inmaculado, su cuello es largo y su pico fuerte, alargado y con forma de daga. En vuelo lleva el cuello recogido con las alas arqueadas mientras sus patas sobresalen por detrás de la cola.
Para mi ha sido una novedad, es la primera vez que la veo por estas tierras de "pan llevar", al menos de manera consciente. Al parecer no se prodigaba demasiado entre nosotros, era una visitante ocasional durante la invernada, pero, de un tiempo a esta parte, coincidiendo con su recuperación poblacional en Europa, cada vez son más los ejemplares que se dejan ver en nuestros ríos, arroyos y toda clase de humedales, que son su hábitat natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario